"Señoras y señores, debo comenzar por presentar a ustedes mis disculpas por tener que hablar en mi propio idioma y no en el del país. En realidad, hablaré a los que entienden inglés y después los demás oirán la traducción que se hará de mis palabras.Agradezco profundamente a las personas que han acudido a esta reunión que, por su número y su calidad, es para mí totalmente inesperada. No creía encontrar en este lejano rincón del mundo un interés tan vivo por mis boyscouts y considero un gran honor el que se me ha hecho al llamarme para explicar el significado de esta institución que tanto amo.
Seré tan breve y preciso como me sea posible.
Chile y la Gran Bretaña son países que tienen muchos puntos de semejanza, que han tenido gloriosos vínculos en el pasado y que, yo espero, habrán de tener estrechas relaciones en el futuro. Pero hay un vínculo entre estos dos países que yo no conocía, y es el espíritu deportivo que encuentro aquí vivamente desarrollado. Me he sentido feliz al ver que muchos de los deportes británicos como el fútbol y otros juegos que a largo tiempo nacieron y se propagaron en mi Patria, son practicados con entusiasmado ardor en Chile. Estos juegos desarrollan la virilidad, crean en la juventud un espíritu generoso y le dan la idea y la práctica de la disciplina.Entre los puntos de contacto que noto entre estas dos naciones, debo señalar también el hecho de que ambas se ganaron su independencia y la posición que ocupan en el mundo, por el esfuerzo de sus propios brazos, por el sacrificio abnegado de sus padres y fundadores. Y si ambos pueblos, el británico y el chileno, deseamos mantener esa posición para nuestros países respectivos, es preciso que procuremos también ser dignos de ella.
Para que un país sea digno de ocupar una elevada posición entre las naciones, tiene que preocuparse de formar buenos hombres y buenos ciudadanos. Hay que educar a la generación que se levanta. La escuela realiza en parte esa obra, pero sólo hasta cierto punto. La escuela enseña a leer y a escribir y acaso la aritmética y algún otro ramo, pero la escuela no enseña a ser hombre, no forma hombres en el amplio y elevado sentido de la palabra.
He oído en este país una frase característica: "es preciso que el hombre sea hombre... hay que ser hombre". Estas palabras encierran una noble aspiración, que es algo más que lo que enseña la escuela, que es la formación del carácter, el desarrollo de un espíritu viril, fuerte y sano en todos los sentidos.
Muchas instituciones se han propuesto este fin de formar hombres, pero muchas también han tomado un mal camino y han fracasado. Ellas decían a los muchachos: "vengan y sean buenos". Yo confieso que si a mi se me hubiera dicho eso, habría sentido un impulso irresistible de ser malo. Entendamos la cuestión de otra manera y procedamos como el pescador que para coger los peces les ofrece lo que a los peces les agrada. No pone el pescador en su anzuelo un pedazo de asado o una naranja, sino una mosca o un gusano, porque esto es lo que a los peces les agrada.Así nosotros les decimos a los muchachos: vengan y sean scouts.
¿Qué es el scout? En la guerra, es el soldado que va adelante del ejército, expuesto a gravísimos y continuos peligros para descubrir al enemigo. En la paz, los scouts, son los que hacen exploraciones en partes no civilizadas del globo, los que abren nuevos horizontes a la actividad de su raza y de su Patria, los que recorren los rincones remotos del mundo, sacrificando su reposo y hasta su vida por la gloria y la grandeza de su país, para ensanchar sus dominios. Estos exploradores y avanzada de los días de paz tienen que ser hombres escogidos, que saben cuidarse por sí mismos, que sólo en sus propias energías e iniciativas descansan para procurarse el alimento, la ropa, cuanto han menester para sustentarse y defenderse de los peligros.
Cuando un niño lee u oye referir la vida de uno de estos exploradores, la novela de estas existencias llenas de intereses, inmediatamente tiene el impulso de imitarla.
He aquí el cebo que hemos puesto para traer a los niños y hacer de ellos verdaderos hombres: los invitamos a ser scouts, exploradores como esos héroes de romances reales, y los sometemos a prácticas y ejercicios que desarrollan en ellos la confianza en sí mismos y el espíritu de sacrificio.
Les enseñamos a buscar por sí mismos los elementos para su alimentación, a matar los animales que deben comer, a distinguir las plantas, a cocinar, a arreglar sus ropas, a bastarse a sí mismos en cuanto es más indispensable.
Les enseñamos a componer y abrir un camino, a hacer un puente provisorio, a construir cercado, a trabajar en los rudimentos de la carpintería aplicadas a las necesidades más generales, a ser, en suma, hombres útiles en todo momento y en cualquier emergencia.
En cada ciudad se organiza un comité de caballeros que toman intereses en estas cosas y trabajan con entusiasmo por la obra. Ellos designan a los oficiales, nombrando uno para cada barrio o zona donde deseen implantar la institución.
De esta suerte, la obra beneficia no sólo a los niños, sino también a los jóvenes de más edad nombrados oficiales, pues enseñan a unos y otros a obedecer y a mandar, a sacrificarse, a soportar fatigas y, sobre todo, a hacer el bien, enseñando a otros y ayudándolos a ser hombres.
Me doy cuenta que he hablado muy largo, pero cuando me pongo a hablar de este asunto, que para mí es casi una manía, nadie puede detenerme, tengo que detenerme solo.
Les pido que si tienen alguna duda, o desean mayores datos, los manifiesten después de la traducción que se hará. Quiero que todos comprendan bien la idea fundamental y con ella quede en manos entusiastas para que sea coronado con el éxito este feliz comienzo, que me ha proporcionado un placer y un honor, para mí completamente inesperado."
Tomado de www.scoutchile.blogspot.com
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